jueves, 9 de julio de 2009

PABLO JOSE ZUFRIATEGUI




PABLO JOSE ZUFRIATEGUI
(Datos tomados del libro LOS LIBERTADORES DE 1825 de Aníbal Barrios Pintos)

“….Nació en Montevideo el 23 de enero de 1783. Fueron sus padres el guipuzcoano Francisco Zufriategui y Doña Catalina Más de Ayala. Era hermano de Juan, que actuó en Ituzaingó y de Rafael Zufriategui, y tío del que fuera presidente uruguayo Juan Francisco Giró.
Militar distinguido y de prolongada actividad refiriéndose a su actuación bajo sus órdenes dijo Lavalleja que siempre se había conducido “con valor, actividad, honor y patriotismo”. Y agregó que, en las diferentes ocasiones que tuvo que separarse del ejército para atender a otros puntos, antes y después de la batalla de Sarandí, quedó Zufriategui al frente del mismo.
Desde muy joven tuvo inclinaciones por la náutica. Incorporado a la marina española a los 20 años hace el corso contra Inglaterra y en 1805 fue uno de los pilotines de la fragata “Dolores”, armada por la firma Berro-Errazquin, en viaje a la India, que apresó varios barcos en costas africanas. Por cédula real de ese mismo año, Fernando VII le concedió el empleo de subteniente de artillería de ingenieros. Cuando estalla el movimiento emancipador, se incorpora en Canelón Chico al ejército de Artigas, y el 18 de mayo de 1811 se encuentra en Las Piedras.
Pasa luego a servir en el ejército sitiador a las órdenes del Cnel. José Rondeau y en julio de ese año es ayudante interino de artillería.
Dirige como piloto la expedición patriota que se apodera de la Isla de Ratas, llamada luego Libertad, ocupada por fuerzas de artillería españolas y el 26 de setiembre interviene en el abordaje y captura de la fragata española “Nuestra Señora de la Consolación”, junto al capitán, Eusebio Valdenegro y treinta soldados del regimiento Nº 4. Es declarado “benemérito de la Patria en grado heroico”
En marzo de 1812 se encuentra en el Salto Chico del Río Uruguay al comando de la artillería del regimiento Nº 6. Participa del encuentro de Itapebí y luego, incorporado a órdenes de Rondeau al regimiento de Dragones de la Patria, se halla en el encuentro del Arroyo Seco, el 1º de noviembre, y en la batalla del Cerrito, el 31 de diciembre, donde tiene a su cargo la conducción de dos piezas de artillería…..”
“….El 8 de enero de 1813 ya con el grado de teniente de artillería, el gobierno de Buenos Aires le hace entrega de artillería, municiones y otros efectos para ser conducidos a la Banda Oriental, en la expedición a cargo del teniente coronel Miguel Soler, con destino al ejército del general Artigas.
El 15 de marzo de ese año contrae enlace en primeras nupcias en San Isidro de Las Piedras con Dominga Rodríguez, natural de Montevideo; en segundas nupcias lo hará en Canelones el 25 de setiembre de 1827, con Ignacia Riao Artigas, también oriunda de Montevideo.
En noviembre de 1813 hace el corso en las costas de Maldonado. Pasa en 1814 a las fuerzas sitiadoras de Montevideo y ese mismo año, al comando de la goleta “Fortuna”, de 10 cañones, parte de Buenos Aires integrando la escuadra de Brown que había sido armada para combatir los buques realistas, distinguiéndose por su valentía en las acciones de Martín García y de Arroyo de la China.
A su regreso a la Banda Oriental, continúa sus servicios en el ejército sitiador al mando de Alvear. Al efectuarse el retiro de las tropas argentinas, queda encargado de la Capitanía del Puerto.
A las órdenes de Artigas es capitán del Regimiento de Artillería y en el sitio de Montevideo se halla en el batallón de Libertos Orientales a órdenes de Rufino Bauzá.
No acompaña a su jefe cuando éste se retira a Buenos Aires, y pasa a la plaza sitiada, donde el 24 de marzo de 1817 se le confiere el grado de sargento mayor de cívicos. En 1818 y 1819 se encuentra enrolado en la Marina Portuguesa.
En 1820 acompaña a Alvear en su campaña contra Buenos Aires encontrándose en Cepeda y Cañada de la Cruz, como sargento mayor. En la acción de San Nicolás es tomado prisionero pero logra fugar y pasa a nuestra Banda.
A mediados de 1821, en oportunidad de realizarse las elecciones del Congreso Cisplatino, resulta electo por San Salvador, pero es vetado por Lecor, a quien se dirige a fines de ese mismo año para solicitarles permiso para extraer de los campos realengos del estado un millar de cabezas de ganado vacuno, con el objeto de poblar la estancia situada en las inmediaciones de Carretta Quemada, que fuera de su esposa Catalina Mas de Ayala.
Al surgir la escisión entre imperiales y portugueses, es uno de los patriotas integrantes de la sociedad “Los Caballeros Orientales”, que trabaja en secreto por la libertad de la Provincia Oriental. El Cabildo de Montevideo le encomienda la formación del Cuerpo Cívico con el grado de sargento mayor. Enviado en comisión a Buenos Aires, a su regreso con Juan Vázquez Feijoo, luego del convenio realizado entre Lecor y Alvaro da Costa, se les intimó el destierro, asilándose ambos en Buenos Aires…..”
“…..Forma parte del grupo inicial de libertadores de nuestra patria y el 19 de abril de 1825, en la hora del desembarco, es después de Lavalleja, junto con Manuel Oribe, el de mayor grado. Se halla el 23 de ese mismo mes en San Salvador, en la derrota infligida a Laguna, que con una fuerza brasileña se opuso a la marcha patriota; el 28 se encuentra entre quienes sorprenden a Rivera en Monzón, y el 31, en San José, contribuyendo a la prisión del Cnel. portugués Bordas con sus oficiales, su tropa y sus caballadas.
El 1º de mayo es nombrado teniente coronel y dos días después es uno de los patriotas que entran en Canelones, que ya había sido abandonado por los enemigos. El día 7 se halla en la colocación de la bandera tricolor en el Cerrito. El 12 del mismo mes es comisionado a Buenos Aires, desde el Cerrito, por Lavalleja y Rivera, en solicitud de armas y recursos para la empresa libertadora. Incorporado al ejército el día 24 es nombrado fiscal de la causa que por traición se les formó en consejo de guerra a Bonifacio Isás y José María Turreiro, cuya sentencia fue luego revocada por el gobierno patrio, atendiendo el parecer generoso del general Juan Antonio Lavalleja.
El 25 de Junio, Pablo Zufriategui fue nombrado Jefe del estado Mayor del Ejército y el 12 de octubre comanda el ala derecha de las tropas patriotas en la batalla de Sarandí.
Por razones de salud pasa a Buenos Aires en enero de 1826. Meses después, el 6 de julio, le es otorgado el grado de coronel y el cargo de jefe del batallón de Cazadores Orientales……”
“….. Por su activo y laborioso carácter, así como por su comportación leal y honrada y constante solicitud en ser destinado a todas las empresas y servicios de riesgos y peligros, fue destinado a fines de ese año al asedio de la Plaza de Montevideo, habiéndosele nombrado al mismo tiempo comandante general de armas de la Provincia Oriental. En 1827 es reemplazado en ambas funciones. Ese mismo año interviene en la batalla de Ituzaingó, donde actúa como jefe de la división compuesta de los regimientos 8 y 16 de lanceros. Pasa luego a Buenos Aires, obteniendo en enero de 1828 su licencia absoluta del ejército argentino.
Regresa a su país y representa a Colonia, como diputado en la Asamblea Constituyente en San José. El 31 de Julio de 1829 se le reconoce por coronel de Caballería de Línea. Ese mismo año Rondeau lo designa capitán del Puerto de Montevideo con carácter provisorio, ejerciendo dicho cargo hasta noviembre de 1830.
En 1832 fue, desde el 11 al 31 de julio, jefe del estado mayor revolucionario en Montevideo del levantamiento lavallejista. Fracasado dicho movimiento se traslada a Buenos Aires.
El 20 de agosto figura en la relación de jefes y oficiales dados de baja en el ejército y borrados de las listas militares por considerársele vinculado a la revolución. Por tal motivo, en 1832 el Poder Ejecutivo lo priva de la pensión acordada a los Treinta y Tres, pero en 1835 es derogado dicho decreto.
Radicado en Buenos Aires regresa en 1936 y el 30 de noviembre es nombrado fiscal militar, cargo que ejerce hasta el 18 de enero de 1840 en que pasa como agregado al Estado Mayor General.
Pablo Zufriategui falleció en su ciudad natal, Montevideo, el 24 de mayo de 1840.
Dijo Isidoro de María: “No hay en sus hechos ninguna mancha de sangre que empañe el brillo de su carrera militar, porque la espada que ciñó con honra, nunca la empleó sino para combatir en lucha leal, al frente el enemigo. Fue un jefe humano y caballeresco, un hombre probo, un buen amigo y un benemérito ciudadano. Antiguo servidor del país, su nombre ocupa un lugar distinguido en su historia”

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